Ácaros del polvo. Control plagas Asturias.
Los ácaros (acari o acarina, del griego akarés, ‘diminuto, que no se corta’) son una subclase de arácnidos, de los que existen casi 50.000 especies descritas de un total de entre 100.000 y 500.000 especies que todavía no han sido clasificadas. La mayoría de los ácaros no son visibles al ojo humano y alcanzan unos pocos milímetros de longitud; así, los ácaros del polvo doméstico miden entre 0,2 y 0,5 mm.
Los ácaros implicados con más frecuencia en procesos alérgicos pertenecen al orden Astigmata. Tres superfamilias son las responsables de causar problemas alérgicos:
- Pyroglyphoidae: a esta familia pertenecen el Dermatophagoides (D.) pteronyssinus, D. farinae y Euroglyphus maynei, que son sin lugar a dudas los inductores de la inmensa mayoría de sensibilizaciones alérgicas en Europa y Estados Unidos.
- Acaroidae: Acarus siro y Tyrophagus putrescentiae son las especies responsables dentro de esta familia.
Glycyphagodae: Blomia tropicalis y Lepidoglyphus destructor se reconocen cada vez con más frecuencia como responsables de cuadros alérgicos.
Estos ácaros son inofensivos para el hombre y son sus residuos fecales los que poseen un gran poder alergénico. Su ciclo de crecimiento (de huevo a adulto) es de 25 días a 25º C, y la mayoría de ellos viven entre dos y tres meses, a lo largo de los cuales realizan una o dos puestas de huevos que suelen contener entre 20 y 40 unidades.
Hay muchas especies diferentes de ácaros asociadas al polvo de las casas, pero de todas ellas, Dermatophagoides pteronyssinus, y D. farinae (ambos de la familia Pyroglyphidae), son las especies de ácaros predominantemente encontradas en las zonas habitadas por personas. Estos son extremadamente pequeños, criaturas de ocho patas apenas visibles al ojo humano, con infinidad de pequeños pelos por todo el cuerpo. Más que los propios ácaros, son sus heces, caparazones y cadáveres los que provocan las reacciones alérgicas, lo que implica que incluso después de erradicarlos puedan temporalmente persistir los síntomas. Cada ácaro puede producir diariamente unas 20 partículas fecales con capacidad de ocasionar síntomas alérgicos, incluso tras la muerte del ácaro.
Son médicamente relevantes no por sus picaduras, sino por las reacciones alérgicas que producen como resultado de la exposición de la piel o la inhalación de partes de su cuerpo o defecaciones. Los alergenos de los ácaros pueden provocar rinitis perenne (congestión nasal durante todo el año), asma, y/o dermatitis atópica (erupciones) en un elevado número de personas que sufren alergias. Los alergenos de los ácaros del polvo se encuentran fundamentalmente en sus heces y, cuando entran en suspensión en el aire, pueden provocar los síntomas alergénicos descritos anteriormente.
Sus poblaciones son más altas en colchones, almohadas y sofás. En ellos encuentran la humedad, el calor y el alimento (descamación cutánea) que les proporciona nuestro cuerpo al entrar en contacto con los mismos. También se encuentran en alfombras, cortinas, peluches y en general en el polvo de casa y muebles. Los ácaros del polvo obtienen agua del aire; por esto, son dependientes de humedades elevadas, siendo incapaces de proliferar en humedades relativas muy por debajo del 60%. En el clima del norte de Europa sus poblaciones fluctúan en relación directa con estacionalidad de la humedad relativa de los interiores; éstos tienen altas poblaciones en primavera, verano y otoño, y bajas poblaciones durante el periodo de calefacción en invierno, cuando la humedad relativa en interiores es normalmente baja.
Se reproducen mejor a temperatura templada (25oC) y elevada humedad ambiental, superior al 75%. (Por lo tanto hay 10 veces más ácaros en la costa donde el clima es húmedo, que en Madrid o la meseta en general, donde el clima es seco).
La humedad es el principal factor limitante para su desarrollo; los niveles óptimos de humedad relativa son del 75% a 15º C, valores que se alcanzan fácilmente en los colchones, mientras están ocupados un promedio de 8 horas al día. El calor y la transpiración de sus ocupantes producen un aumento en su temperatura que alcanza 25º-30º C, y su humedad relativa se incrementa en un 5-8%. De ese modo, durante esas 8 horas al día, los ácaros de los colchones encuentran unas condiciones favorables de desarrollo. Este tiempo puede ser mayor si la cama se hace de modo inmediato, sin ventilación previa, por lo que se puede mantener cierto grado de temperatura y humedad durante casi 16 horas.
En los domicilios de zonas con climas templados, el número de ácaros varía según las estaciones, con cifras bajas al comienzo del verano y una elevación progresiva a medida que se aproxima el otoño y un posterior descenso en otoño-invierno. En los meses de verano, al no utilizarse calefacción y ventilarse más el domicilio, aumenta la humedad relativa del aire. En cambio, durante el invierno, las puertas y ventanas se abren menos y, junto al empleo de calefacciones, se crea un clima caliente, pero muy seco, en el interior, nada favorable para su crecimiento. En los dormitorios, sin embargo, el uso diario de los colchones les permite sobrevivir en mejores condiciones que en las alfombras.
A pesar del descenso del número de ácaros vivos en los meses de invierno, las partículas alergénicas producidas por ellos permanecen en el ambiente y descienden de modo más gradual. Así, aunque el número de ácaros muestre fluctuaciones durante el año, los síntomas causados por sus alérgenos suelen ser perennes.
¿Qué hacer con los ácaros del polvo?
Hay una presencia muy pequeña de alergenos en el polvo recogido y retenido en los filtros de entrada y salida de los conductos de aire, por esto, se cree que no constituyen, por si solos, una fuente principal del problema alergénico de los ácaros del polvo. Una habitación sin polvo disminuye el número de incidencias y la gravedad del asma en niños que sean alérgicos a los ácaros.
La mayoría de tratamientos contra los ácaros tienen 3 objetivos:
1. Reducir la población de ácaros,
2. Reducir los niveles de los alergenos de los ácaros,
3. Reducir la exposición humana a los ácaros y sus alergenos.
Quizás la manera más eficaz de reducir los ácaros del polvo es disminuir la humedad relativa ambiental; a menudo implica el uso de deshumificadores de alta eficiencia.
El objetivo es mantener la humedad relativa por debajo del 50%. La sustitución de moquetas, cortinas y tapicerías es también una manera efectiva de reducir las poblaciones de ácaros. En una casa con un individuo alérgico a los ácaros, cualquier material blando y fabricado con tejido, debería sustituirse por alternativas más rígidas. Son preferibles los suelos de parquet y de azulejos en lugar de los enmoquetados; pueden utilizarse persianas en lugar de cortinas. El aspirado, limpieza, secado, y el lavado en seco de todos los elementos de la cama puede también reducir el número de ácaros. Lavar las sábanas, mantas y cubre-colchones al menos una vez a la semana en agua caliente (60oC) mata los ácaros y ayuda a eliminar los alergenos.
Distintos estudios han mostrado que incluso el lavado en frio de la ropa puede reducir la concentración de alergenos en más de un 90%. Pero incluso la persona más cuidadosa, lavando y aspirando, no puede eliminar completamente a las poblaciones de ácaros del polvo.
Distintas investigaciones, dirigidas a determinar los efectos de aspirar para reducir a los ácaros, han concluido que aunque una aspiradora puede eliminar gran cantidad de polvo y ácaros muertos, no produce un efecto significante en la reducción de las poblaciones de ácaros. Las bolsas de doble capa o con filtros especiales para las aspiradoras ayudaran a evitar que los alergenos se entren en suspensión en el aire durante el proceso de aspirado. Aspirar regularmente no elimina completamente los alergenos ni se eliminan por completo a todos los ácaros. Para reducir el contacto de las personas con los alergenos de los ácaros se pueden utilizar cubre-colchones. Un estudio en Australia mostro que el uso de cubre-colchones impermeables ayudaba a disminuir los alergenos de los ácaros por debajo del mínimo para que puedan ocasionar patologías. Las almohadas y los colchones se pueden colocar dentro de estos recubrimientos especiales que pueden estar fabricados de una gran diversidad de materiales como el plástico, materiales permeables al vapor, tejidos finamente entrelazados o sintéticos sin entrelazar. El tamaño de los agujeros en el tejido es muy importante cuando se escoge un cubre-colchones. Los alergenos de los ácaros se pueden bloquear por debajo de niveles detectables con tejidos con una malla inferior a 10 μm, mientras que los ácaros se pueden bloquear con malla inferior a 20 μm. Los productos biocidas para el control de los ácaros (acaricidas) se han utilizado para reducir las poblaciones de ácaros, pero su resultado ha sido mixto.
La eliminación total de los ácaros en una casa es probablemente imposible, pero con la combinación de las distintas estrategias comentadas anteriormente, se pueden conseguir reducciones enormes de sus poblaciones. La mayoría de las acciones se deben centrar en los dormitorios debido a la cantidad de tiempo que la gente pasa en ellos. Ninguna de las estrategias anteriores, por si sola, dará un buen resultado para minimizar las alergias, por lo que se deberían implementar todas las medidas que fueran posibles. Incluso después de colocar cubre-colchones, los ácaros permanecen en las almohadas, sábanas y zonas adyacentes a la cama. Como ya se ha indicado, los tratamientos en conductos de aire no son muy efectivos y tampoco apropiados, ya que estos conductos no constituyen un lugar adecuado para su supervivencia. No obstante, la limpieza de los conductos de aire para eliminar el polvo puede ser positiva para mejorar la calidad del aire. Como indicado, el uso de deshumificadores para mantener la humedad a niveles bajos es probablemente la herramienta más eficaz para su control.
Cómo reducir los ácaros del polvo y evitar los alérgenos:
- Uso de protectores para colchones y almohadas que sean impermeables a los ácaros y a sus alergenos, con cremallera y que impidan la entrada de polvo. Los protectores que sean transpirables serán más cómodos.
- Todos los elementos de la cama (sábanas, mantas, protectores de almohadas y colchones) deben lavarse cada una o dos semanas en agua caliente (60oC). Si el edredón no está protegido de forma adecuada, debería lavarse cada dos semanas.
- Limpieza semanal con aspiradora (utilizar máscaras respiratorias protectoras para el polvo), después de la limpieza permanecer 20 minutos fuera de la habitación antes de entrar.
- Asegurarse que las bolsas contenedoras de la aspiradora son de doble capa o de filtro adecuado.
- No utilizar moquetas.
- Utilizar persianas en lugar de cortinas.
- Evitar el uso de elementos textiles decorativos como por ejemplo los tapices.
- Sustituir mobiliario fabricado de madera o plástico por muebles tapizados, o fabricados de vinilo o piel que incluye una barrera adicional para los alergenos.
- Existen purificadores de aire que ayudan a eliminar los alergenos del aire de las habitaciones.
- Instalar filtros para los alergenos en los sistemas de aire acondicionado y calefactores.
- Mantener toda la ropa en el armario con las puertas cerradas.
- Limpiar todos los cajones y armarios.